viernes, 27 de abril de 2007

Poner al día la Justicia.

Hoy en la Argentina, es de público conocimiento que la justicia se encuentra pácticamente colapsada. Esto implica un volumen industrial de conflictos que sin ser resueltos vienen de un pasado que abarca décadas. De un pasado que por sedimentación y densidad de acontecimientos se ha convertido en historia. Justamente, en nuestra historia reciente. Las cuentas de un pasado de irresponsabilidad en el manejo de la cuestión pública, continuidad de la ilegitimidad absoluta instaurada por la última dictadura. Una dictadura que subvirtió el orden legal para establecer un terrorismo de estado funcional a la destrucción y el vaciamiento del país.
La dictadura envenenó al país. Envenenó la convivencia cotidiana imponiendo un régimen de miedo cuyos fantasmas no terminan de abandonar a la sociedad. Envenenó sus instituciones, para destruirlas paulatinamente. Secuestrando al Estado para hacerlo desaparecer como representación legítima de los ciudadanos que pasaron a situación de cautiverio.
Un claro ejemplo del envenenamiento de las instituciones del Estado, es sin dudas el Poder Judicial, que todavía contiene rémoras vivientes de ese pasado. Así encontramos una parte de la justicia que retrasa el juzgamiento de hechos cuyo esclarecimiento resulta fundamental para la consolidación de nuestro principios como sociedad.
El sistema judicial es la columna vertebral de la producción de estado de derecho. Cuando este sistema, no produce en sus resultados la sensación de justicia, cae todo el esqueleto que puede sostenerlo.

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